viernes, 27 de enero de 2012

Usted tampoco podría ser una alcachofa, porque incluso las alcachofas tienen corazón...

Hacía mucho que no escribía en el blog. Como si antes hubiese escrito tanto...
Bueno, el caso es que hoy me apetecía.

Esta noche he cenado alcachofas asadas. Y mientras cenaba he hecho algo que no estoy acostumbrado a hacer. He visto la tele. Y he visto noticias. Incluso he mirado el teletexto. Y me he dado cuenta de que hay alguien por ahí suelto empeñado en que los optimistas perdamos la partida. Alguien que juega sucio y hace trampas. Que tiene los dados trucados y las cartas marcadas. Y lo que es peor... ¡se piensa que no nos damos cuenta!

Pero lo que él no sabe, es que, al menos a mí, esa partida no me la va a ganar. Me ha dejado casi sin fichas, pero aún puedo seguir jugando. Y, por muchas trampas que haga, sé que si miro fijamente la baraja y aprieto los puños, sacaré poker. Un buen poker de alcachofas.

Me gustan las alcachofas. Tienen una textura rara, casi peluda. Pero están muy ricas. Y, al igual que las buenas personas, tienen muy buen corazón.