lunes, 17 de octubre de 2011

No lo intentes, hazlo... o no lo hagas, pero no lo intentes.

Han sido varias las veces que he intentado escribir en este blog, pero nunca sabía con exactitud cómo empezar, a quién dirigirme o qué decir. Lo intentaba, pero no sabía. Y ese era precisamente el problema... que lo intentaba. Ya lo decía el gran Maestro Yoda, ese sabio e inexistente personajillo verde que tanto nos ha guiado y que tanto bien nos ha hecho a muchos (y que mi amigo Ferran no me deja colarle en ninguno de los carteles que hago para él).

Ahora simplemente escribo. Lo hago. Me gusta escribir. Dicen que no se me da mal.

De todas maneras, no estoy llevando a cabo un ejercicio de escritura de asociación libre, que nadie se asuste. Un poquito me he preparado. Para empezar, he buscado en el Diccionario de la Real Academia Española el significado de la palabra INTENTAR.

Tres acepciones...
1. Tener ánimo de hacer algo.
2. Preparar, iniciar la ejecución de algo.
3. Procurar o pretender.

Para ser sincero, las he anotado un poco por anotar, porque no sé con cuál de las tres me quedaría. Ni siquiera sé si me quedaría con alguna, la verdad. En todo caso, la primera incluye la palabra "ánimo" que siempre me ha parecido muy... ¿animosa?...

Creo que el concepto en sí conlleva una falta de convencimiento previo. Y eso, sin ánimo de redundar en exceso, no me convence.

Tengo 32 años y no sé montar en bici. Lo he intentado en muchas ocasiones... quizá vaya siendo hora que, simplemente, monte en bici.

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